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NO ERES LO QUE DICEN: LA LEYENDA DE OCHI

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Fotos: Cortesía

Con una propuesta visual que recupera los efectos especiales de los años 80, un cúmulo de emociones universales y atemporales, y reflexiones más vigentes que nunca, La leyenda de Ochi es una película donde la fantasía se ancla a la realidad. Y una invitación a cuestionar todo.

Hay algo en la estética vintage que suele resultar irresistible. En el cine esto se explica de manera más obvia en quienes encuentran en una película motivos que les recuerdan a su infancia, pero no tanto para generaciones que no guardan recuerdos de la época retratada en ella. En el caso de La leyenda de Ochi (presentada en una función especial el domingo 13 de abril en Papalote Museo del niño) ese atractivo se cumple y tiene una explicación. Paradójicamente, ésta se encuentra en lo novedoso que resulta una cinta donde los efectos especiales y efectos visuales se sientan a la mesa que en nuestros días ocupan en modo abrumador los efectos creados por computadora (CGI, por las siglas del inglés Computer-generated imagery).

Ese empleo de recursos visuales dota a La leyenda de Ochi de una atmósfera que remite enseguida a películas como ET (1982) o Gremlins (1984) y no es casualidad. El director Isaiah Saxon (quien debuta con esta obra en el cine) se inspiró en películas como ésas para dar vida el mundo en que sucede su historia: “Quería rendir homenaje al cine artesanal, utilizando marionetas y trajes físicos para crear un mundo tangible y lleno de vida”. Así que la espectacularidad habitual en época de superproducciones como las del universo Marvel aquí se acompaña de recursos más tradicionales, para dar forma a un ámbito enriquecido, además, por las fabulosas locaciones proporcionadas los Cárpatos y la mítica Transilvania, en Rumania.

Más allá de su particular atractivo visual y el romanticismo que implica, La leyenda de Ochi está sostenida por una historia en apariencia sencilla, pero poblada de temas actuales (en contraste con la estética de la cinta), reflexiones hondas y atemporales. En una pequeña isla en el mar Negro, Yuri (Helena Zengel) es criada por su padre (Willem Dafoe) con un temor hacia los ochi, criaturas que habitan los bosques de la isla e inspiran un temor antiguo y profundo en la comunidad.

 

La chica, sin embargo, desarrolla su propia visión cuando se encuentra con un bebé ochi perdido al que decide ayudar a volver a su hogar. Junto con los desafíos de la travesía, no exenta de encuentros con partes fundamentales de su historia, Yuri descubre que las cosas no son siempre lo que creemos, ni lo que nos han contado, y la importancia de buscar terreno común para encontrarnos con aquellos de quienes nos separan nuestras diferencias, incluso las que parecen más irreconciliables. “No eres lo que dicen” se convierte en la frase más potente de la cinta, y en una manera eficaz de resumirla.

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En un mundo tan radicalizado como el actual, la historia de Saxon (cuyo reparto incluye a Finn Wolhard y Emily Watson) resuena con más fuerza como una invitación, tanto a buscar el citado territorio de coincidencias como a cuestionar nuestras propias certezas y, más aún, las que otros han sembrado en nosotros.

 

Producida por A24 y traída a México por Zima Entertainment, La leyenda de Ochi fue celebrada por los asistentes a la función en Papalote Museo del Niño y se estrenará en México el 24 de abril, como una opción de entretenimiento fantástico, fuertemente arraigada en la realidad.

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