La excelencia de Matusalem en la fabricación de ron, perfeccionada a lo largo de más de siglo y medio, se tradujo en una experiencia que llevó a los afortunados asistentes a un auténtico viaje con los sentidos, entre los que el olfato guió el recorrido.
Con más de 150 años produciendo rones de calidad excepcional, podría pensarse que es difícil que Matusalem sea capaz de seguir sorprendiendo al público. Pero nada más alejado de la realidad. Además de complacer a los amantes del ron con sus destilados, la marca es capaz de crear momentos que le dan una nueva dimensión a sus creaciones y de llevar a quienes las disfruten a través de un viaje.
Eso precisamente es lo que sucedió la semana pasada, en la que la firma de origen cubano convocó a un grupo de afortunados a vivir la Experiencia Matusalem, en la que combinó la calidad de sus rones con otro universo para dar vida a un momento que involucró varios sentidos y con la que llevó a sus invitados a vivir la marca más allá de lo que se puede disfrutar con un (estupendo) trago.

Coctel de bienvenida

Gran Reserva 18

Estuche del perfume de Matusalem

Coctel de bienvenida
Durante cuatro noches, Matusalem tomó el control de Brocante, un escenario perfecto para eventos privados, y lo vistió con su identidad. La primera parte de la noche consistió, por supuesto, en disfrutar cuatro de los rones de la compañía, los más complejos y, permítaseme decir, exquisitos. Con la guía de un experto, los asistentes probaron Gran Reserva 15, 18 y 23, además del exclusivo Matusalem XO.
Además de desmenuzar la vista, las notas olfativas y de gusto que caracterizan a cada uno de los destilados, el experto explicó el procedimiento de solera que distingue a Matusalem y con el cual fue pionero dentro del universo del ron. Este proceso en el que el líquido baja por varias filas de barricas con características distintas, con la supervisión y guía de la maestra ronera de la casa, Cynthia Vargas, es lo que define el perfil de cada ron.

Disfrutar la cata fue sólo el comienzo del viaje que Matusalem preparó. La segunda parte de la velada fue una colaboración con Parfo Lab, laboratorio experto en perfumes y, sobre todo, en las experiencias que alrededor de ellos pueden crearse. Éste fue el cómplice perfecto para lo que casa ronera preparó, pues con ellos completaron el viaje por medio de la creación de un perfume por parte de los invitados, utilizando una base previamente hecha con notas que recordaban al ron de Matusalem en la que luego cada quien añadía una esencia más de entre un abanico de opciones que incluía manzanilla del Cabo, rododendro, naranja sanguina y cognac verde.
El resultado fue un perfume más individual y adaptado a las preferencias de cada asistente. Y claro, una velada redonda con la Experiencia Matusalem, en la que los invitados completaron un viaje sensorial a través de la identidad de la casa ronera.