MAPA GRIS

Cuando este sábado salten al campo las selecciones de Uruguay y Portugal, habrá en juego algo más que el pase a cuartos de final de la Copa del Mundo. Cristiano Ronaldo y Luis Suárez, las dos principales figuras del duelo -con perdón de Edinson Cavani- sostendrán un duelo particular y extrafutbolístico, uno que poco tiene que ver con sus monstruosas capacidades para perforar los arcos rivales. CR7 y Luisito pelearán frente a los ojos del planeta por el título del más antipático.

 

A través de los años, hemos sido testigos de acciones por parte de ambos que los hicieron despreciables para legiones de fanáticos que lo mismo se asombran por sus remates, que enfurecen ante sus declaraciones, sus acciones y sus simulaciones. Imagino la escena en el túnel de salida, con las dos figuras encaradas, desafiantes, espetándose a la cara los argumentos con los que cada uno fortalece su candidatura al más odiado: “Yo muerdo rivales”, “A mí me odian por ser guapo y millonario”, “Yo escupo”, “Yo presumo al mundo mi torso a la menor provocación”, “Yo lanzo insultos racistas”, “Yo me derrumbo en el área si me soplan”… La batalla entre Cristiano y Suárez se antoja, francamente, deliciosa.

 

¿Quién será capaz del desplante más grande? ¿Cuál de ellos ejecutará el gesto que desquicie a más rivales y a los aficionados que contemplamos el partido? ¿Qué crack será el autor de la acción más antipática? Además de sus extraordinarias dotes futbolísticas, el Pistolero y Ronaldo tendrán la oportunidad de exhibir sus capacidades histriónicas, sus pataletas más agudas, sus gestos más irritantes, sus reclamos menos justificados… todo con un propósito peculiar, pero no por ello menos atractivo: convertirse en el crack más despreciado del mundo.

 

Mientras Celestes y Lusos se disputan el derecho a seguir con vida en Rusia 2018, sus goleadores pelearán con uñas y dientes -especialmente en el caso del atacante del Barcelona- por llevarse a casa el dudoso honor de ser la antítesis de Miss Simpatía. Arrogancia, salvajismo, simulación, berrinches… Todo vale. El villano favorito del planeta se puede definir en el choque entre dos titanes del gol y, por supuesto, del anticarisma.